Dra. Juana Suárez Alcantar, Responsable del Programa, Departamento de epidemiología y Medicina Preventiva
En México las lesiones, discapacidades y muertes causadas por el tráfico, cuestan más de 120 mil millones de pesos. Según información proporcionada por el UNICEF, este dinero podría alimentar a más de tres millones de niños en un año. Los accidentes de tráfico son la principal causa de muertes en la población dentro de los 5 y 29 años de edad, y son la segunda causa de orfandad en México. Todo este grupo de víctimas mortales obliga a tomar medidas para modificar la escena. Estamos convencidos de que la única forma válida de encarar la educación vial y la seguridad en el tránsito es asumirla como parte de un contexto social general, de una cultura que recibimos, creamos, transmitimos día a día. En la que somos participantes y, por tanto, podemos y debemos contribuir al cambio.
La construcción de la vida humana, individual y colectiva, es el resultado de un juego de interacciones personales y sociales permanentes. Las mismas han llevado a hombres y mujeres a crear y crecer, en los más variados modelos de organización social. En todas ellas hay una constante: la relación sociedadindividuo, con sus contradicciones y avances. La vida social requiere entonces la necesidad de crear normas que regulen esa relación. En la medida en que el hombre crece en número y va poblando cada vez más espacios, sus formas de asociarse colectivamente se hacen más complejas, con lo que surgen las normas escritas: reglamentos, leyes, códigos y demás. Las reglas son más numerosas, extensas y también temáticas, (por ejemplo, el Reglamento de Tránsito).
Muchas veces los individuos no acatan las normas porque desean satisfacer sus objetivos personales, aun a costa de quebrantar las reglas. Lnormas están allí, pero sufriendo los embates de la inercia de una cultura fomenta el individualismo y deja de lado las reglas de convivencia, con convicción de quien sabe “que no será atrapado”. Esta línea de pensamiento basa en que a los demás, en definitiva, no les importa tanto que alguien viole la leyes.
Esto sucede, entre otras causas, porque el individuo y su formación socializadora no se han desarrollado lo suficiente para frenar estos desbordes. Un ejemplo típico de esto es la grave situación que padecemos en el tránsito y que a la sociedad le cuesta en vidas, en valores humanos, en bienes, en daños de diversa índole y en magnitud. Para superar la larga inercia cultural que se encuentra en la base de esas graves pérdidas es necesario abordar la tarea educativa, con una visión de trabajo profundo y a la vez concreto, en cada integrante de nuestra sociedad, particularmente entre quienes comienzan a formarse: los niños y los jóvenes. Pero no solamente entre ellos. Éste debe ser un proceso permanente que involucre a todas las personas. Es necesario comprender que absolutamente todos estamos inmersos en los procesos de movilidad, de tránsito, ya sea como conductores, como pasajeros o como peatones. Debemos trabajar al mismo tiempo con los métodos adecuados, las técnicas más modernas que poseemos junto con el fomento de los valores humanos básicos que permitan a todos, aprehender y convertirnos en divulgadores de una verdadera cultura comunitaria.
Es preciso generar una conciencia personal y multiplicadora de la prevención y seguridad en el tránsito, y hacerlo en primer lugar hacia los núcleos más cercanos: la familia, los compañeros de estudio o trabajo y los amigos. La capacidad de impulsar cambios profundos en la seguridad vial dependerá en buena medida de la labor que en todos los rincones del país emprendamos con y junto a los demás. Creemos que nuestra población es capaz de lograrlo.
IMESEVI, es una iniciativa mexicana que nace en 2008, como un esfuerzo multisectorial cuyo propósito es generar sinergias entre los gobiernos y la sociedad civil, para mpulsar y poner en práctica políticas y acciones públicas que mejoren la cultura de la seguridad vial.
Su objetivo es desarrollar acciones integrales de prevención, con la finalidad de reducir la incidencia de lesiones y muertes causadas por tránsito, orientadas a seis factores de riesgos:
Conducción a alta velocidad.
Conducción bajo influencia del alcohol.
No uso de cinturón de seguridad.
No uso de sillas portainfantes.
Riesgo peatonal.
No uso del casco de protección en motociclistas.
Para colocar nuestro granito de arena, el Departamento de Epidemiología, ha preparado una campaña publicitaria de las medidas preventivas de seguridad vial, bajo el slogan, La seguridad vial, bien común. La cual está proyectada para la segunda temporada vacacional de julio y agosto del presenta año, espérala y participa.
